La eliminación de ciertos textos de autores puertorriqueños, y del mexicano Carlos Fuentes, del currículo de español por el Departamento de Educación, ha sido sin dudas un desacierto. El hecho escueto es que el Departamento de Educación ha utilizado unos criterios banales y tontejos para aplicarlos a la selección de textos, al menos según se desprende de las propias manifestaciones de los funcionarios de esa agencia. La determinación es no sólo objetable sino digna de protesta. En eso estamos de acuerdo, me parece, la gran mayoría.
Una vez más, sin embargo, deseo llamar la atención a no perder la perspectiva y el sentido de proporción. Me refiero, en específico, a la necesidad de precisar el importante componente de la censura, incluso al comparar esta reciente experiencia en Puerto Rico, con el caso del movimiento blogger en Cuba. (Continua)
La realidad es que no enfrentamos, como en Cuba o Venezuela, una censura absoluta por parte del Estado sobre los medios de comunicación, o la pretensión de impedirle a los ciudadanos la lectura de todo aquello que esté fuera de la política oficial o de la "revolución". El gobierno de esta isla de divisiones absurdas y fortuítas, no le ha prohibido a la ciudadanía, a lo islámico radical, el acceso a libros, artículos, revistas, películas, caricaturas, y demás manifestaciones culturales a base de un criterio político o religioso. Afirmar y divulgar lo contrario es una exageración que impide apreciar y atacar el verdadero problema.
En ese sentido resultan patéticas las escenas del día de hoy frente al Departamento de Educación, en las que se reclama que se "dice" presente, en lucha por la libertad de expresión. Propósito loable, ¿qué duda cabe? Pero, en serio, ¿qué tiene que ver ello con los mojigatos criterios utilizados por unos burócratas al descartar el uso de unos textos? Proporción y, sobre todo, perspectiva, es todo lo que pido, particularmente a algunos amigos de microfónos en mano y presidencias flamantes de asociaciones históricas.
Es gracioso, por no decir otra cosa, ver participando en estas manifestaciones a personas que, cuando han ostentado el poder, lo que han hecho, precisamente, es aplicar la censura absoluta contra creadores, oponentes, e incluso colaboradores; o personas que si lograran acceder al menos a un poco del dulce placer de mandar, podrían aplicar censuras, de las que en serio se aplican en regímenes autoritarios. Espero, sin embargo, que al "foguearse" en estas lides adopten posturas autocríticas sobre su pasado, o se sensibilicen desde ahora en los principios democráticos, anticipando el que accedan a alguna jefatura en el futuro.
El caso es que vuelven a coincidir el hambre de querer desarrollar movilizaciones y agitación política, con el deseo de darle un "cantazo" al gobierno del Partido Nuevo Progresista, como ya se sabe, orientado a lograr la incorporación jurídica plena de Puerto Rico a los Estados Unidos. Para no inventar la rueda, les refiero a lo que expresé en Enfoques y Desenfoques en el Issue de la Escuela de Artes Plásticas.
Parafraseo lo que dije entonces. Hay quienes pretenden convertir, en este caso el problema de los criterios al seleccionar los textos para la enseñanza del español, en un enfrentamiento directo contra "la censura de un gobierno controlado por fundamentalistas religiosos, y encima, estadoistas", como parte de la lucha contra lo que se entiende es la "anexión inminente" de la Isla.
Se pasa por alto, sin embargo que la verdadera censura en Puerto Rico es la prácticada por Juntas y otros organismos directivos similares, contra todo aquél que cuestione el status quo, las concepciones vigentes, y particularmente, la corrupción en la administración de los entidades sociales, culturales, o gubernamentales.
A ello se une la censura contra todo aquél que no forme parte de las claques de esta virginal sociedad boricua. Producto de la insularidad, la dependencia y la herencia del patronazgo político, el apellido que se posea, o el partido político al que se pertenezca, son vehículos para abrir puertas, y ejercer puestos, indistintamente de facultades y talentos. Mientras tanto las "izquierdas" practican una especie de censura desde el enanismo, al imponer el rechazo ideológico y furibundo a todo aquello, y a todo aquél, que no sea anti-americano y nacionalista.
Como he comentado antes, hay vocación autoritaria en esta dinámica boricua. La imposición de la censura, del ostracismo y el silencio puede venir de cualquiera de estos sectores. El costo de la disidencia es la marginación, el desempleo o la necesidad de emigrar. Su denominador común es la ausencia de tolerancia, de respeto a la diversidad y a la divergencia ideológica. (Sobre este tema vea Cerberus... ese perro guardián.)
Con ese contexto en mente, sí que me uno a quienes manifiestan su preocupación por la influencia de los fundamentalismos religiosos en los procesos de gobierno. Son partidario del laicismo tanto en Irán como en Puerto Rico. Sin embargo, sostengo que se debe velar por el sentido de proproción y perspectiva y observar las diferencias concretas con otras experiencias, sobre las cuáles, incluso, se evade asumir posición.
Por ello, y para poder comparar nuestro caso con la situación en Cuba, deseo partir del reciente artículo aparecido en Diálogo Digital , bajo el título"La blogósfera cubana resiste la censura y la desconexión", dedicado al evento "Una Isla Virtual", desarrollado por los blogueros cubanos y que culminó el pasado 9 de septiembre.
Debo indicar, antes que nada, que me satisface grandemente, y me parece que ha sido una importante aportación por parte de Diálogo Digital, darle espacio a una actividad que dificilmente encontraría atención en otros medios de prensa en la Isla. Sin embargo, me veo obligado a exponer, con todo el respeto debido, varias inquietudes que, anticipo, en el balance final no necesariamente desmerecen la aportación de Diálogo.
En primer lugar, me llama la atención en el artículo la comparación de la presente situación en el Departamento de Educación de Puerto Rico, con la represión contra los blogueros cubanos, la cual, por otro lado, sí es sistemática (contrario a la impresión que parece tener la redacción de Diálogo Digital). Me explico.
Contra los blogueros el régimen ha dirigido amenazas físicas directas, ha obstaculizado el acceso de los cubanos al Internet, mediante las restricciones de acceso a computadoras en hoteles, ha bloqueado el acceso a las páginas de los bloggers, ha impuesto prohibiciones de viaje al exterior (en el caso específico de Yoani Sánchez), ha tramado entrampamientos, y ha utilizado a los famosos Comités de Defensas de la Revolución para acosar a los participantes de este movimiento, sólo para mencionar algunos actos de censura y represión.
Es evidente que ello plantea profundas diferencias en cuanto al ejercicio concreto de la censura y la situación de la libertad de expresión en Cuba y en Puerto Rico. Debo resaltar que las dificultades y obstáculos que enfrentan los blogueros cubanos no son meramente producto de carencias técnológicas (como podría interpretarse de lo aparecido en Diálogo Digital), sino, y antes que nada, el resultado de profundas carencias democráticas.
Por otro lado, afirmar que "en Cuba la libertad de expresión se apunta un triunfo con la primera premiación de blogueros cubanos, denominada Una Isla Virtual", puede sugerir la impresión de la feliz realización de un evento, en el que de alguna manera el Estado prestó su colaboración. La realidad es que el evento fue producto del esfuerzo inmenso, y realizado en relativamente poco tiempo, del grupo de bloggers Voces Cubanas. Si alguien se apuntó un triunfo en Cuba fue el propio movimiento de blogueros que produjo este evento, a pesar de la ausencia casi total de recursos y desafiando el bloqueo de las redes electrónicas por la propia dictadura.
La realidad es que no enfrentamos, como en Cuba o Venezuela, una censura absoluta por parte del Estado sobre los medios de comunicación, o la pretensión de impedirle a los ciudadanos la lectura de todo aquello que esté fuera de la política oficial o de la "revolución". El gobierno de esta isla de divisiones absurdas y fortuítas, no le ha prohibido a la ciudadanía, a lo islámico radical, el acceso a libros, artículos, revistas, películas, caricaturas, y demás manifestaciones culturales a base de un criterio político o religioso. Afirmar y divulgar lo contrario es una exageración que impide apreciar y atacar el verdadero problema.
En ese sentido resultan patéticas las escenas del día de hoy frente al Departamento de Educación, en las que se reclama que se "dice" presente, en lucha por la libertad de expresión. Propósito loable, ¿qué duda cabe? Pero, en serio, ¿qué tiene que ver ello con los mojigatos criterios utilizados por unos burócratas al descartar el uso de unos textos? Proporción y, sobre todo, perspectiva, es todo lo que pido, particularmente a algunos amigos de microfónos en mano y presidencias flamantes de asociaciones históricas.
Es gracioso, por no decir otra cosa, ver participando en estas manifestaciones a personas que, cuando han ostentado el poder, lo que han hecho, precisamente, es aplicar la censura absoluta contra creadores, oponentes, e incluso colaboradores; o personas que si lograran acceder al menos a un poco del dulce placer de mandar, podrían aplicar censuras, de las que en serio se aplican en regímenes autoritarios. Espero, sin embargo, que al "foguearse" en estas lides adopten posturas autocríticas sobre su pasado, o se sensibilicen desde ahora en los principios democráticos, anticipando el que accedan a alguna jefatura en el futuro.
El caso es que vuelven a coincidir el hambre de querer desarrollar movilizaciones y agitación política, con el deseo de darle un "cantazo" al gobierno del Partido Nuevo Progresista, como ya se sabe, orientado a lograr la incorporación jurídica plena de Puerto Rico a los Estados Unidos. Para no inventar la rueda, les refiero a lo que expresé en Enfoques y Desenfoques en el Issue de la Escuela de Artes Plásticas.
Parafraseo lo que dije entonces. Hay quienes pretenden convertir, en este caso el problema de los criterios al seleccionar los textos para la enseñanza del español, en un enfrentamiento directo contra "la censura de un gobierno controlado por fundamentalistas religiosos, y encima, estadoistas", como parte de la lucha contra lo que se entiende es la "anexión inminente" de la Isla.
Se pasa por alto, sin embargo que la verdadera censura en Puerto Rico es la prácticada por Juntas y otros organismos directivos similares, contra todo aquél que cuestione el status quo, las concepciones vigentes, y particularmente, la corrupción en la administración de los entidades sociales, culturales, o gubernamentales.
A ello se une la censura contra todo aquél que no forme parte de las claques de esta virginal sociedad boricua. Producto de la insularidad, la dependencia y la herencia del patronazgo político, el apellido que se posea, o el partido político al que se pertenezca, son vehículos para abrir puertas, y ejercer puestos, indistintamente de facultades y talentos. Mientras tanto las "izquierdas" practican una especie de censura desde el enanismo, al imponer el rechazo ideológico y furibundo a todo aquello, y a todo aquél, que no sea anti-americano y nacionalista.
Como he comentado antes, hay vocación autoritaria en esta dinámica boricua. La imposición de la censura, del ostracismo y el silencio puede venir de cualquiera de estos sectores. El costo de la disidencia es la marginación, el desempleo o la necesidad de emigrar. Su denominador común es la ausencia de tolerancia, de respeto a la diversidad y a la divergencia ideológica. (Sobre este tema vea Cerberus... ese perro guardián.)
Con ese contexto en mente, sí que me uno a quienes manifiestan su preocupación por la influencia de los fundamentalismos religiosos en los procesos de gobierno. Son partidario del laicismo tanto en Irán como en Puerto Rico. Sin embargo, sostengo que se debe velar por el sentido de proproción y perspectiva y observar las diferencias concretas con otras experiencias, sobre las cuáles, incluso, se evade asumir posición.
Por ello, y para poder comparar nuestro caso con la situación en Cuba, deseo partir del reciente artículo aparecido en Diálogo Digital , bajo el título"La blogósfera cubana resiste la censura y la desconexión", dedicado al evento "Una Isla Virtual", desarrollado por los blogueros cubanos y que culminó el pasado 9 de septiembre.
Debo indicar, antes que nada, que me satisface grandemente, y me parece que ha sido una importante aportación por parte de Diálogo Digital, darle espacio a una actividad que dificilmente encontraría atención en otros medios de prensa en la Isla. Sin embargo, me veo obligado a exponer, con todo el respeto debido, varias inquietudes que, anticipo, en el balance final no necesariamente desmerecen la aportación de Diálogo.
En primer lugar, me llama la atención en el artículo la comparación de la presente situación en el Departamento de Educación de Puerto Rico, con la represión contra los blogueros cubanos, la cual, por otro lado, sí es sistemática (contrario a la impresión que parece tener la redacción de Diálogo Digital). Me explico.
Contra los blogueros el régimen ha dirigido amenazas físicas directas, ha obstaculizado el acceso de los cubanos al Internet, mediante las restricciones de acceso a computadoras en hoteles, ha bloqueado el acceso a las páginas de los bloggers, ha impuesto prohibiciones de viaje al exterior (en el caso específico de Yoani Sánchez), ha tramado entrampamientos, y ha utilizado a los famosos Comités de Defensas de la Revolución para acosar a los participantes de este movimiento, sólo para mencionar algunos actos de censura y represión.
Es evidente que ello plantea profundas diferencias en cuanto al ejercicio concreto de la censura y la situación de la libertad de expresión en Cuba y en Puerto Rico. Debo resaltar que las dificultades y obstáculos que enfrentan los blogueros cubanos no son meramente producto de carencias técnológicas (como podría interpretarse de lo aparecido en Diálogo Digital), sino, y antes que nada, el resultado de profundas carencias democráticas.

Las propias palabrasde Yoani Sánchez permiten comprender el significado que tiene para los blogueros cubanos el haber realizado este evento:
Para no sentirme cómplice imprevisto de alguna sutil pretensión de soslayar la problemática de la libertad de expresión en Cuba, me sale de las vísceras decir lo que sigue. Para los jóvenes cubanos, la libertad, la democracia, la mordaza y la opresión, no son meros términos "adaptables" a determinades "necesidades", susceptibles de ser "apropiados", en una suerte de juegos retóricos de posicionamientos políticos. Se trata de necesidades muy concretas en sí mismas. Se trata de principios por los que luchan, no un día, sino todos los días. A pesar del desdén y las distorsiones de los agentes del régimen, internos y externos, y de los bloqueos cibernéticos. A pesar de la censura. A pesar de la dictadura.
Por eso, para mí, en aras de no perder la perspectiva y el sentido de proporción, es esencial tomar cuenta de estas diferencias insoslayables cuando se pretende hacer uso del concepto "censura", particularmente en el caso reciente del Departamento de Educación de Puerto Rico.
Después de todo, y como me parece haber resaltado varías líneas atrás, en Puerto Rico operan otros mecanismos de censura y ostracismo, de los que no se habla, o se habla muy poco. Sospecho que adrede. Sospecho que en el ejercicio del delirio esquizofrénico de la complicidad y el silencio, por parte de nuestros gentiles oligarcas y los "militantes destacados" en los medios de prensa, en esta isla sofocante. Tantas veces sofocante.
Notas y créditos:
1. Ilustración: reproducción de "Madame Anastasie" de André Gill.
2. Fotografía de Yoani Sánchez, tomada de la página de HACER.
Tengo una mezcla de agotamiento con felicidad, porque ayer ha ocurrido –finalmente- la premiación del primer concurso blogger cubano Una Isla Virtual. Los últimos días antes de ese mágico 9.9.09 apenas si tuve tiempo para dormir, metida en los preparativos y las deliberaciones. El resultado final compensa las ojeras, pues todos los que nos reunimos en la entrega de premios sentimos que estábamos presenciando algo especial. La palabra “blogger” ya no es para nosotros una rara combinación de letras, sino que tiene en esta Isla connotaciones cada vez más claras. Significa hacerse con la información, romper el monopolio de los medios oficiales sobre las noticias, dejar salir aquello que nos hemos callado por años mientras pasamos un curso acelerado de ciudadanía en el ciberespacio.
A ellos, como a mí, nos ha tocado comenzar un camino y cargar con la culpa y la gloria de todo pionero. Me alegra especialmente que entre los galardonados más importantes haya mujeres valientes y talentosas. La blogósfera cubana definitivamente lleva saya y eso me parece mejor que si tuviera encasquetado un uniforme militar, se los aseguro. (Artículo "Lleva Saya", publicado en Generación Y; énfasis por el Quantum de la Cuneta.)
Para no sentirme cómplice imprevisto de alguna sutil pretensión de soslayar la problemática de la libertad de expresión en Cuba, me sale de las vísceras decir lo que sigue. Para los jóvenes cubanos, la libertad, la democracia, la mordaza y la opresión, no son meros términos "adaptables" a determinades "necesidades", susceptibles de ser "apropiados", en una suerte de juegos retóricos de posicionamientos políticos. Se trata de necesidades muy concretas en sí mismas. Se trata de principios por los que luchan, no un día, sino todos los días. A pesar del desdén y las distorsiones de los agentes del régimen, internos y externos, y de los bloqueos cibernéticos. A pesar de la censura. A pesar de la dictadura.
Por eso, para mí, en aras de no perder la perspectiva y el sentido de proporción, es esencial tomar cuenta de estas diferencias insoslayables cuando se pretende hacer uso del concepto "censura", particularmente en el caso reciente del Departamento de Educación de Puerto Rico.
Después de todo, y como me parece haber resaltado varías líneas atrás, en Puerto Rico operan otros mecanismos de censura y ostracismo, de los que no se habla, o se habla muy poco. Sospecho que adrede. Sospecho que en el ejercicio del delirio esquizofrénico de la complicidad y el silencio, por parte de nuestros gentiles oligarcas y los "militantes destacados" en los medios de prensa, en esta isla sofocante. Tantas veces sofocante.
Notas y créditos:
1. Ilustración: reproducción de "Madame Anastasie" de André Gill.
2. Fotografía de Yoani Sánchez, tomada de la página de HACER.